Page 14 - Diario de guerra del coronel Mejía
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Sábado 15 de agosto de 1942
Hoy, por fin terminé con Bola de Arroz.
Después de muchos días de batalla, hoy cumplí con mi misión y me deshice para
siempre de él.
Tuve mis dudas, como dejé registrado en este diario en los días pasados.
Por mucho tiempo dudé sobre qué sería mejor para mí y para la patria: si tomarlo
prisionero o acabar definitivamente con él.
Al final vi que lo mejor era terminar con él, y así lo hice.
Cumplí con el “dictado de mi conciencia”.
No me arrepiento de nada.
Tal vez la mejor manera de empezar este relato hubiera sido de una manera
similar a la siguiente: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su
padre lo llevó a conocer el hielo.” Así empieza la novela Cien años de soledad,
mi libro favorito.
Todo el mundo tiene un libro favorito, y Cien años de soledad es el mío.
El del tío Manolo era Peter Pan, y el de Poncho, como ya se verá, El arte de la
guerra.
Sí, hubiera sido un buen modo de comenzar el relato, porque ahora han pasado
ya más de sesenta años de aquellos acontecimientos, y hoy el coronel Alfonso
Mejía tiene exactamente setenta y cuatro años. Ahora ya son, en efecto, “muchos
años después”.
Y aunque hubiera sido imposible poner al coronel Alfonso Mejía frente a un