Page 21 - Escalera al cielo
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dijeron los expertos, una extraña afección.
¿Y de qué servía saber el nombre?,
¿de qué servía solo nombrar y nombrar
cada uno de los síndromes y de los males?
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Creciste como podías, a tu manera y a tu tiempo.
Nunca gateaste, no fue necesario. Un día
te pusiste en pie, tambaleante.
Al otro día ya caminabas, con ese caminar tan tuyo,
moviendo la cabeza de atrás para delante,
de atrás para delante, a cada paso.
Mientras el hijo del vecino apenas gateaba,
tú pasabas a su lado a toda carrera.
Tu cuerpo comenzaba a desarrollarse por su cuenta.