Page 16 - Escalera al cielo
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nombre antiguo para un nuevo ser.


                             Estamos prestados unos a otros por un tiempo nada más.


                                         Pero, tú, Atototzin, no podrás morir.


                                      Te llamarás Atototzin, Toto. Tú eres Toto.


                                             Atototzin, Toto. Tú eres Toto.


                                        En mi cabeza resonó: no podrás morir.


                                      Te llamarás Atototzin, Toto. Tú eres Toto.

                                             Atototzin, Toto. Tú eres Toto.


                                       Cuando quise preguntarle quién era ella,


                                   solo escuché un susurro: soy la mujer remolino,


                                     pero ya se había ido. Acaso fue el producto


                                         de mi desvelo o quizá del cansancio.


                                    Tu mamá nada escuchó, rendida como estaba


                                            en un desvencijado sillón verde.


                                    Y por fin abriste los ojos. Tus ojos pequeños,

                             en los que no cabía el asombro. Naciste por segunda vez,


                                  saliste de la caja trasparente. Una sola mano mía


                               era cuna para ti. Hubo el revuelo de tu llegada a casa.


                                   El gorro tejido cubriéndote casi medio cuerpo.


                                   Las miradas curiosas de los vecinos agazapados


                                  tras la ventana. Qué niña tan feíta, cuchicheaban
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