Page 11 - Escalera al cielo
P. 11
y un pequeño paraguas. ¿Un paraguas? ¡Si no llovía!
Brotaron tantas cosas de tu boca que casi también
escapaba tu alma; pero la cerré a tiempo.
Abriste apenas los ojos, temblabas sin control.
Me miraste. Te miré. Bastó para saber que estarías bien.
Desperté a medianoche, el corazón retumbando
en mis oídos. Y mis manos, aún en la vigilia,
en plena oscuridad, no dejaban de abrazarte.
2
El médico dijo, es una niña. El médico dijo,
que ha roto antes de tiempo su cordón umbilical.
Habrá problemas, el médico dijo.
Nadabas sola, extraviada dentro del saco amniótico,
desconectada. Eras una niña astronauta,
perdida en el espacio interior de tu madre.
Y a pesar de tu desapego, ¡milagro!, seguías
con vida gracias a una noble placenta
que no te abandonó nunca. La magia moderna
del ultrasonido te mostraba en tu hábitat,