Page 14 - Escalera al cielo
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pero no tiene nariz, sino dos agujeritos.
Al menos respira, respondimos nosotros.
Un coro de enfermeras exclamó:
¿y dónde están sus orejas?, ¿acaso las extravió
allá adentro, en el desconocido espacio interior?
Al menos oye perfectamente, respondimos nosotros.
Un coro de doctores remató, con gesto fúnebre:
nunca será normal. ¿Qué es normal?,
preguntamos nosotros. ¿Qué es normal?,
¿acaso el nombre de un ciclo de la lavadora?
Pero ya los doctores abandonaban el quirófano
y las enfermeras corrían tras ellos.
Iban juntos a atender el siguiente parto,
de unos atrabancados trillizos,
que se anunciaba de veras peliagudo.
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Así que fuiste la recién nacida más extraña que existió.
Dormías en una pequeña caja transparente
y no podíamos tocarte sino con guantes.