Page 13 - Escalera al cielo
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Al final emergiste al revés, con los pies por delante,
como muchos se despiden de esta vida.
Nacer era tocar tierra, pisar el frío suelo;
respirar por cuenta propia, esfuerzo infinito.
Un coro de enfermeras exclamó, con el dorso
de la mano oprimiendo sus pálidos labios:
¡nunca antes vimos nada igual! Fuiste la noticia,
la conmoción, en aquel blanco y aséptico edificio.
¡Ay!, pero si sus piernas son flacas flacas,
como un par de palillos, y sus pies solo cuentan
con cuatro largos finos dedos.
Así, así la queremos, respondimos nosotros.
Un coro de enfermeras exclamó, con los ojos
pasmados: ¡ay!, pero si sus manos no crecieron,
si solo tiene dos muñones;
dos pobres muñones que para nada le servirán.
Así, así la queremos, respondimos nosotros.
Un coro de enfermeras exclamó: ¡y su boca!,
en lugar de boca le brota una excrecencia, ¡qué espanto!
Así, así la queremos, respondimos nosotros.
Un coro de enfermeras exclamó: