Page 118 - La vida secreta de Rebecca Paradise
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A un agente secreto para nada, desde luego. Y es que un amigo casi siempre
resulta ser un traidor, un soplón o un agente enemigo. Estos últimos son los
peores. Solo se acercan a ti para sacarte información.
No se puede confiar en los amigos. Por eso en los recreos prefiero jugar sola al
escondite.
Creo que en mi clase hay un agente enemigo. Bueno, una agente.
Sospecho de ella porque es en casi todo parecida a mí: inteligente, decidida,
elegante y misteriosa. Una auténtica fotocopia de Rebecca Paradise.
Precisamente hoy tuvimos un encuentro de lo más extraño en los retretes. Los
retretes suelen estar repletos de espías, ya que son lugares solitarios donde
pueden hacerse cosas secretas como transmitir información por radio o ajustarse
los microchips de los pendientes.
El caso es que, al salir del retrete y acercarme al espejo a retocarme, observo mi
reflejo... ¡multiplicado por dos! Y cada uno de ellos con unos pendientes
distintos. Esto es algo que no ocurre cada día, incluso si eres una famosa espía
internacional. Pero enseguida me doy cuenta de que uno de los reflejos no es el
mío, sino el de una niña extraordinariamente parecida a mí, salvo por una
pequeña chispa de maldad brillando en sus ojos. Su reflejo me observa
descaradamente y al fin dice...