Page 242 - La vida secreta de Rebecca Paradise

–Gracias –dije estrechándosela, aunque dentro de mí sentía una tristeza muy

honda.

Nos quedamos calladas viendo cómo el temporal amainaba. El parque resultaba
casi bonito, tan desierto y tan brillante. Al final fui yo la que rompió el silencio.

–Oye, ¿de verdad le robaste los pendientes de oro a una profesora?

Sofía partió su ramita y suspiró.

–No eran de oro, pero lo mismo da. Fue una tontería que me arruinó la vida.
Decepcioné a mis padres, decepcioné a mis profesores... Todo el mundo se
enteró. Me pasé semanas pidiendo perdón, llorando, visitando al psicólogo...

–¿A George?

–Sí, a George. No sabes el susto que me pegué al encontrármelo aquí. Y eso que
es el único que fue amable conmigo. Ni siquiera me delató. Porque no me delató,
¿verdad?

–No, no me dijo nada. Lo descubrí yo misma.

La lluvia cesó definitivamente, pero el viento empezó a apretar a nuestro
alrededor. Había que ir pensando en marcharse.

–¡Oye! –saltó de pronto Sofía–. Una pregunta: ¿a quién acusarás entonces en el
blog? ¿A tu sospechosa número dos?

¡En eso no había pensado! Y no, ahora tampoco podía acusar a Leanne. Se
suponía que éramos amigas.

–Es verdad –admití agobiada, sintiendo que los problemas no acabarían nunca–.
Prometí que aclararía muy pronto el misterio.

–Bueno, igual yo no escribo tan bien como tú, pero...

–¿Qué quieres decir?

–Que yo puedo ayudarte a inventar un buen final para la historia sin que ninguna
de las dos salga perjudicada. Si confías en mí.