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No se recomienda entrenar los grupos musculares con una frecuencia superior a 3 veces a la semana, por lo que si se da el caso es necesario hacer entrenamientos divididos. La esencia de la alta frecuencia es dividir los grupos musculares debido a que cada grupo se entrena cerca de 2 veces a la semana (1 cada 3 ó 4 días).
Teniendo en cuenta que cada deportista tiene su situación particular, se puede indicar que para fuerza máxima 1 sesión / semana mantiene los niveles alcanzados y 2 sesiones / semana la desarrolla. Para fuerza resistencia 1 sesión / semana mantiene o pierde lentamente y con 2-3 sesiones / semana se desarrolla. Para fuerza velocidad, con 1 sesión / semana se mantiene o pierde lentamente y con 2 a 4 sesiones / semana se desarrolla.
2.3. Variables de control
Nos dicen cómo responde el deportista al proceso de entrenamiento. La variable de mayor importancia es el rendimiento manifestado tanto en los entrenamientos como en los test de valoración. Para controlar este rendimiento se utilizan diferentes parámetros como la FC, marcadores bioquímicos y hormonales (ácido láctico, amonio, testosterona, hormona del crecimiento, insulina, etc.), o índices de la actividad eléctrica muscular (estudios electromiográficos).
En el caso de la FC, muy utilizada en entrenamiento aeróbico, en este caso no supone un parámetro válido para el entrenamiento de fuerza. Los marcadores e índices mencionados son complicados de emplear salvo que se cuenten con recursos espaciales, materiales y económicos. De ahí que un elemento del que puede valerse el entrenador para controlar la evolución del entrenamiento de cada deportista sea la utilización de la percepción subjetiva del esfuerzo.
Tanto los esfuerzos individuales (repeticiones, series) como el efecto global de una sesión de entrenamiento pueden ser valorados con cierta fiabilidad por el carácter o percepción del esfuerzo. Los factores que lo determinan son:
El porcentaje de resistencia utilizado respecto a 1 RM.
La fuerza aplicada.
La velocidad lograda y la potencia producida durante el ejercicio.
La cadencia de los movimientos realizados.
La cantidad total de repeticiones en relación al fallo muscular.
La organización de las variables de programación: intensidad, volumen, densidad, frecuencia y duración.
De esta manera se provocará un impulso adecuado de entrenamiento que llevará a lograr adaptaciones funcionales y estructurales específicas para los objetivos planteados.
La Escala de Borg es una forma de utilizar esta percepción del esfuerzo. La misma relaciona el esfuerzo y la percepción subjetiva en ejercicios aeróbicos, y se basa en que la respuesta subjetiva ofrece informaciones parecidas a la respuesta fisiológica. Con respecto al entrenamiento de fuerza, autores como Naclerio han encontrado en ella una herramienta de gran valor para conducir el entrenamiento cuando no se dispone de sistemas de control más sofisticados. Permite ajustar el estímulo de trabajo para mantener el efecto adecuado sobre el organismo, en cada sesión de entrenamiento, sin necesidad de realizar test de control.
FACTORES FISIOLÓGICOS DEL ALTO RENDIMIENTO – TEMA 8 8