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 Bases psicopedagógicas de la enseñanza y del entrenamiento deportivo I – CFEM
Al cabo de un par de días, el viejo apareció y pidiendo excusas, les explicó a los jóvenes que no tenía suficiente para pagarles a cada uno 10 €, ya que vivía sólo de lo que cobraba de la Seguridad Social, pero que con mucho gusto les pagaría 5 €. Los chicos siguieron pensando que esto todavía era estupendo y siguieron yendo a jugar. Unos días más tarde, el hombre tuvo que reducir la asignación de nuevo hasta llegar a los 3 €. A los chicos no les encantó la idea, pero al fin y al cabo seguían cobrando algo de dinero, con lo que siguieron yendo por allí a jugar. Por último, después de algunos días, les dijo a los chicos que lo sentía mucho, pero que con sus ingresos sólo podía pagarles 1€ a cada uno. Éstos, indignados, respondieron: “¿pero quién se ha creído que es?. ¡No vamos a jugar en su finca por sólo 1 €!” y se marcharon enfadados para no volver más.
Al principio del ejemplo, los chicos que jugaban al fútbol en la finca del anciano estaban motivados intrínsecamente (lo hacían sólo por el placer de divertirse). Al aparecer el dinero, esta motivación se fue convirtiendo en extrínseca, llegando a desaparecer la motivación intrínseca. Así, el dinero (motivación extrínseca), se convirtió en el motivo principal para que los chicos jugaran al fútbol. A medida que el anciano fue reduciéndolo, fueron desapareciendo las ganas de los chicos por jugar al fútbol, ya que a esas alturas, la única motivación para realizar la actividad era puramente extrínseca.
Lo visto en este ejemplo no significa que la motivación extrínseca sea mala. Al contrario, puede ser muy útil, como comentábamos antes para establecer rutinas al principio de comenzar con una actividad, para premiar esfuerzos, etc... Lo que sí que hay que tener en cuenta es que si sólo existe motivación extrínseca, con el tiempo, hay más probabilidades de que abandonemos la actividad que cuando sólo existe la intrínseca.
3.4. ABANDONO DEPORTIVO:
Visto este ejemplo, nos da una idea de que si desaparece la motivación por una actividad (ya sea esta extrínseca o intrínseca) tenderemos a dejar de realizar dicha actividad. Los motivos por los que puede desaparecer la motivación pueden ser múltiples (igual que los que la causaban), pero aquí tenemos algunos ejemplos:
 Presión excesiva del entorno (padres, entrenadores, profesores, amigos,...)
 Lesiones
 Disminución del tiempo
 Aparición de otras actividades más motivantes
 Problemas con alguna de las personas con las que se practica el deporte (compañeros, entrenador, rivales)
 Desaparición del placer por la actividad
 Disminución del rendimiento (Por ejemplo si antes ganaba competiciones y ahora no)
 Excesiva exigencia por parte de los Técnicos Deportivos
 




















































































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