Page 13 - TEMA 4 ORIENTACIONES METODOLOGICAS DEL DEPORTE ADAPTADO
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Deporte adaptado y Discapacidad. Tema 4 – Orientaciones metodológicas
 Los responsables de las actividades han de conocer muy bien qué problemas pueden presentar alguno de sus participantes y valorar cuál es la mejor manera de informarles acerca de lo que se pretende realizar, conociendo al mismo tiempo si el mensaje ha sido bien recibido y entendido.
 Plantear las actividades de forma muy amplia para todo el grupo, proponiendo distintos niveles de dificultad o con distintas adaptaciones. De lo que se trata es de abrir el abanico de posibilidades motrices para llevar a cabo la actividad y conseguir así el objetivo que se había planteado.
En la propuesta que se haga para propiciar la participación en la actividad de un participante sordo, por ejemplo, o que utiliza silla de ruedas, o que no ve, etc., hay que procurar que no se pierda un ápice del interés por la actividad. A veces ocurre que se plantean modificaciones o adaptaciones a un juego tan significativas y complicadas que se desvirtúa la actividad hasta casi hacerla irreconocible.
 Utilizar dentro de la dinámica del grupo muchas y variadas actividades en un mismo momento, de forma que sea posible introducir algunas actividades específicas para participantes con discapacidad. De entre las actividades propuestas en cada momento se pueden ir haciendo variaciones y adaptaciones para adecuarlas a las posibilidades motrices del colectivo que presente algún tipo de discapacidad. Cuando se trata de juegos colectivos o actividades jugadas en grupo se pueden asignar tareas o funciones específicas a los participantes con discapacidad.
Por ejemplo, un participante que utiliza prótesis en las piernas y tiene menores posibilidades de movilidad puede desempeñar el papel de pívot en un partido de baloncesto; otro que utiliza silla de ruedas puede arbitrar un partido de futbito, o ser el portero, o sujetar el pañuelo en el juego que lleva el mismo nombre.
4.4. EVALUACION
Las distintas ideas y sugerencias que se han apuntado en los apartados anteriores pueden servir al responsable de la organización y desarrollo de las actividades para proponer un plan de trabajo que de respuesta a las necesidades y características de los participantes. No obstante, conviene precisar que de donde realmente va a poder recoger la mejor y más variada información acerca de los progresos de los participantes en la actividad, de su propia intervención metodológica, de la provisión y organización de los recursos, etc., es de la propia práctica diaria.
Una dinámica de trabajo que dé rienda suelta a la expresividad de los participantes, que facilite el tránsito de todos hacia una forma de trabajo natural y espontánea, se convierte en la mejor manera de crear un clima de trabajo en el que el formador y los alumnos se enseñan unos a otros y se convierten, por eso mismo, en verdaderos protagonistas del proceso de enseñanza y aprendizaje.
 

























































































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