Page 73 - OPOSOCIAL - Estrategia_Prev_y_Lucha_Pobreza_2019-23
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   importantes para la población desfavorecida, como las Rentas Mínimas de Inserción de muchas CCAA, restando poder adquisitivo a grupos particularmente vulnerables.
Resulta esencial garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones que proteja de la pobreza y de la exclusión a quienes pierden capacidad de obtención de rentas, ya sea por causa de jubilación o supervivencia, que les asegure poder vivir con dignidad. Tradicionalmente, las personas mayores han estado expuestas a mayores tasas de riesgo de pobreza que la población general. El sistema de pensiones ha logrado atenuar de manera significativa el impacto que supone la pérdida de capacidad de obtención de rentas por parte de las personas beneficiarias de pensiones, ya sea por causa de la jubilación, supervivencia o discapacidad.
La fijación de las pensiones mínimas y la existencia del complemento a mínimos son medidas con un elevado alcance protector. Desde la perspectiva de género, además, tienen un considerable impacto en tanto que son las mujeres las que cobran un mayor porcentaje de las pensiones mínimas. De ahí que se enmarque en el compromiso de ir avanzando paulatinamente en la reformulación de las prestaciones para eliminar la brecha de género existente.
El sistema de pensiones se enfrenta al reto de hacer frente al proceso de envejecimiento demográfico y al incremento de la esperanza de vida. Este fenómeno ejercerá una mayor presión sobre la adecuación y la sostenibilidad del sistema. A largo plazo, el riesgo de pobreza para los mayores también aumentará si la trayectoria laboral se hace más fragmentaria. Es necesario encontrar nuevas fórmulas para asegurar la protección de los pensionistas cuyas trayectorias laborales terminen siendo cortas e intermitentes. Un elemento que requiere una vigilancia especial es la feminización de la pobreza en edades avanzadas.
Sin embargo, más allá de la protección a personas y familias sin ingresos laborales y con vinculaciones muy débiles al mercado de trabajo, esta Estrategia apuesta por garantizar de manera suficiente las rentas del trabajo, sirviendo como antídoto frente a dinámicas de pobreza laboral. En este sentido, esta Estrategia apuesta por el incremento del salario mínimo interprofesional (SMI) como principal instrumento para propiciar la mejora de los ingresos de los colectivos con menores rentas salariales y que con ello puedan mejorar su calidad de vida. Así, el incremento aprobado en 2019 representa la mayor subida del salario mínimo de la historia, un 22,3%.
Es necesario que todas las actuaciones públicas que se llevan a cabo en este campo puedan ser correctamente evaluadas. Para ello resulta necesario ir mejorando progresivamente las herramientas estadísticas y de seguimiento de las políticas de garantía de rentas, con especial atención a su articulación con otras políticas, particularmente las de empleo.
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