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que sea posible transitar entre programas, así como diferentes itinerarios formativos hasta alcanzar la educación superior desde los estudios profesionales.
Los jóvenes que han abandonado los estudios de forma temprana y buscan su primer empleo carecen también de las credenciales y formación suficientes para poder ingresar en un mercado de trabajo muy competitivo, exigente y cambiante. En estos casos en los que existe una mayor brecha formativa, para hacer efectivo el principio de aprender a lo largo de toda la vida, es deseable avanzar en el desarrollo de medidas que ofrezcan segundas oportunidades. El reto es favorecer su reincorporación al sistema de educación y formativo incrementando las posibilidades de capitalizar la formación adquirida por distintas vías o en distintos momentos vitales.
Para poder responder a las necesidades de la sociedad y de los sectores productivos es imprescindible mejorar la coordinación entre el sistema educativo, el mercado laboral y el ámbito empresarial. Se hace imprescindible revisar permanentemente los títulos de formación profesional y los certificados de profesionalidad manteniendo el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales actualizado mediante revisión periódica para garantizar la necesaria adecuación entre la oferta y la demanda de cualificaciones.
Para dar respuesta y formar a las personas en aquellas competencias demandadas en el mercado de trabajo es necesario desarrollar instrumentos de planificación, detección de necesidades y anticipación de los requerimientos del mercado de trabajo y adaptar, en consecuencia, la formación. En este sentido, el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal y el Observatorio del Instituto Nacional de las Cualificaciones (INCUAL), entre otras iniciativas, contribuyen a este objetivo. Resulta necesario, además, facilitar el acceso a formación en idiomas, especialmente inglés, para aquellas personas en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión.
Es preciso intensificar el papel de los servicios y estructuras de orientación en la promoción de la igualdad de oportunidades de aprendizaje y laborales de los jóvenes, tratando de incrementar su empleabilidad, así como la de otros grupos vulnerables y/o en riesgo de exclusión social. Los profesionales de la orientación, en colaboración con el profesorado de los centros, deben ser los protagonistas principales en la puesta en marcha de medidas para ayudar a los menores y los jóvenes a desarrollar sus itinerarios formativos personalizados que les permitan desarrollar plenamente sus potencialidades, maximizando también sus posibilidades de acceso final al mercado laboral.
Un elemento central en cualquier intento de facilitar el acceso al mercado de trabajo, particularmente de las personas en situación desfavorable, es la reducción de la brecha digital, de modo que se prepare a los trabajadores y trabajadoras para incorporarse a la economía digital y a los nuevos nichos de empleo de mayor valor añadido. La automatización y la digitalización de la economía, vinculados a la nueva revolución industrial 4.0, plantean importantes retos para el ámbito del empleo y para la sociedad en general. Sus efectos tendrán un impacto directo en la forma de organizar el trabajo y supondrán, entre otros aspectos, cambios en las ocupaciones y en las competencias demandadas. Todos los perfiles profesionales, pero especialmente aquellos de menor cualificación, se enfrentan a la necesidad
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