Page 103 - 0003476
P. 103
G. Mar aitón
106
miserables. Más, en torno de esta efi
cacia segura y controlable, en torno
de nuestras recetas de efecto matemá
tico actuamos sobre el hombre dolo
rido por la vía invisible e imponderable
de la sugestión. Y, como tantas veces
he dicho, no de la sugestión intencio
nada, que entonces es arma burda, uti-
lizable sólo para insensatos y por profe
sionales sospechosos, sino de la suges
tión inconsciente, la que hemos llama
do «bilateral», porque de ella participa,
sin darse cuenta, tanto como el enfermo
que la recibe, el doctor que la aplica.
El valor del
entusiasmo.
Si yo digo: «voy a sugestionar a
este enfermo», probablemente repre
sentaré, ante su dolor, una comedia un