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xi4           G. Mar avión
                           evidente que el animal no necesita de
                            otras leyes que las universales y cós­
                            micas del instinto. Ateniéndose irremi­
                           siblemente a ellas, vive en salvaje ais­
                            lamiento o en colectividades de tan
                            perfecta organización como la de las -
                            abejas. Pero esta perfección individual
                            o colectiva es ahora igual a como era
                            en el principio de la creación. Nuestras
                            colmenas son idénticas a las que nos
                            describió, en versos inmortales, Virgi­
                            lio. Para que la vida animal progrese
                            es necesario que surja de repente el
                            hombre. Y el hombre se diferencia de
                            los brutos porque, merced a su inteli­
                            gencia, puede liberarse de ese meca­
                            nismo maravilloso, pero ciego, de la
                            vida instintiva. El proceso de la eleva­
                            ción del hombre sobre el animal; y, a
                            lo largo de la vida humana, el progreso


                                                      ,PFAÍe :
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