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x x 8          G. Marañan
                             Ahora bien; la conducta profesional,
                          que es conducta moral y casuística,
                          no tiene por qué someterse a ley ni
                          reglamento. Es también «patrimonio
                           del alma». La conducta la inspira cada
                           caso y la resuelve, si el profesional es
                           digno de serlo, su propia conciencia y
                           nada más. ¿A qué, entonces, querer
                           acomodarla a códigos inventados? No
                           esperéis, pues, de mí que venga a da­
                           ros reglas dogmáticas de Deontología
                           médica.


                           Problemas de conciencia
                           y problemas de educación.

                             Por otra parte, la conducta de un
                           profesional, de un médico, tiene mu­
                           chos aspectos que caen dentro de la
                           actividad social; y en estos aspectos, el
                           médico tiene, claro es, que someterse









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