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38             G. Marañón
  i                    sencillo: se es artista, pero nunca ar­

                       tista excelso, como se puede ser sin
   !
                       vocación un mediocre investigador o
                        un mediocre maestro. En cambio, pue­
                        de elevarse la categoría de una profe­
                        sión manual a fuerza de vocación, es
                        decir, cambiando el simple «querer» in­
   i                    teresado en desinteresado «amor». Teó­

                        ricamente se pueden hacer zapatos con
                        tal espíritu de sacrificio y con tan in­
                        transferible entusiasmo, que el hacerlos
                        sea casi una religión. La vocación, en
                        suma, eleva la categoría de la ocupa­
                         ción; la categoría de la ocupación se
                         rebaja irremisiblemente si la vocación
                         no existe.
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