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sucediendo desde 1948. Millones de judíos han vuelto a Israel,
miles de ellos de la persecución y la muerte, e increíblemente,
cuando nadie daba un céntimo por ellos, milagrosamente han
revivido y vuelto a su tierra, LA TIERRA DE ISRAEL.
Así observamos que, en el verso 7, Ezequiel profetiza
conforme Dios le indica, y acto seguido sucede lo que nos
cuenta el verso 8, lo que podría significar el primer regreso de
los judíos a su tierra, pero sin vida espiritual.
En el verso nueve, el Señor le manda profetizar de nuevo, y
dice: “Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de
hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu,
ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y
vivirán.” Ezequiel profetiza la segunda vez y en el verso 10,
dice: “Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en
ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande
en extremo.” En esta segunda ocasión, esa resurrección es más
fuerte, pareciera como que son muchos más que la primera
vez. Cuando dice: “un ejército grande en extremo”, significa en
poderío y multitud. Pero algo importante es que, esta vez, el
espíritu sopla sobre ellos, y yo, personalmente, veo al Espíritu
de Dios obrando sobre ellos.
AQUÍ ESTÁN LOS HUESOS SECOS DE LAS TRIBUS
DE LA CASA DE ISRAEL
En el siguiente verso viene lo interesante. “Me dijo luego: Hijo
de hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí,
ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra
esperanza, y somos del todo destruidos.” Conviene estudiar
con detalle este versículo porque nos descubrirá, por
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