Page 10 - Loor de Nuestra Señora
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Tierra meditativa, con algo de eremita;

                       Huraña, en su aridez, como el alma diaguita;
                       Más generosa y sana como el agua bendita

                       Para quien de su clima bendito necesita.

                       Tierra sobria y modesta no obstante su grandeza;

                       Y humilde y descuidada no obstante su belleza;
                       Y doblemente bella debido a la pureza

                       Con que se expresa el alma de su naturaleza.

                       Como para tomarse los cielos por asalto

                       - Sus cielos de zafiro, sus cielos de cobalto -
                       Dos cerros tiene el valle cuya belleza exalto:

                       El Ambato al poniente y hacia el naciente El Alto.

                       Por el cerro del Alto la aurora rebalsada

                       Derrama en esta cuenca su inundación dorada;
                       Por el Ambato, como sobre una flor morada,

                       Desangra sus estambres la tarde consumada.

                       Y entre un fuego de augurio y un fuego de agonía,

                       Como un diamante el aire refulge al mediodía;
                       Así es de luminosa la hermosa tierra mía:

                       Valle de luz, acaso llamársele podría.

                       Valle de luz aún cuando es la noche entrada

                       Pues no hay luna como ésta de nuestra tierra amada;
                       Tanto que, cuando en ella ponemos la mirada,

                       Sentimos hasta el alma de pronto iluminada.












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