Page 421 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
P. 421
todo tipo de invocaciones y fórmulas mágicas. Hallé en él información sobre la
manera de obligar a un espíritu, ya sea de fuego, agua, tierra o aire, a cumplir la
voluntad de un mago que sea capaz de controlarlo. Descubrí también que, como
algunos espíritus son más poderosos que otros, cada uno se adapta para hacer algo
diferente y cada uno es capaz de producir determinados efectos sobrenaturales.
Después de leer aquel libro extraordinario, hice varios experimentos, porque
deseaba poner a prueba la veracidad de sus afirmaciones. Al principio, tenía escasa
fe en que se produjera lo prometido, pero, con la primera invocación que probé, se
manifestó ante mí un espíritu poderoso, que quiso saber por qué lo había invocado.
Su advenimiento me dejó tan atónito que casi no supe qué decir, aunque al final le
pedí que me ayudara en mis investigaciones mágicas Respondió que lo haría si se
cumplían determinadas condiciones. Las condiciones eran que hiciera un pacto con
él. Yo no deseaba hacerlo, pero, como en mi ignorancia no me había protegido con
un círculo, sino que estaba a merced del espíritu, no me atreví a rechazar su petición
y me resigné a lo inevitable, pensando que lo más prudente era dejarme llevar por la
corriente.
Entonces le dije que, si se mostraba servicial conmigo, según mis deseos y
necesidades, durante cierto tiempo, me pondría a su disposición. Una vez acordado
el pacto, aquel espíritu poderoso, cuyo nombre era Astaroth, me presentó a otro
espíritu, llamado Marbuel, que fue puesto a mi servicio. Interrogué a Marbuel, para
ver si era adecuado para mis necesidades Le pregunté si era rápido y me respondió:
«Tan rápido como el viento». Su respuesta no me satisfizo, de modo que le repliqué:
«No puedes ser mi siervo. Vuelve por donde has venido». No tardó en manifestarse
otro espíritu, cuyo nombre era Aniguel. Le formulé la misma pregunta y me
respondió que era rápido como las aves en el aire, de modo que le dije: «Tú también
eres demasiado lento para mí. Vuelve por donde has venido». En el mismo instante
se manifestó otro espíritu, de nombre Aziel. Por tercera vez formulé mi pregunta y él
respondió: «Soy tan rápido como el pensamiento humano». «Me servirás», le dije, y
aquel espíritu me fue fiel durante mucho tiempo, aunque no se puede contar cómo
me sirvió en un documento de este tamaño y aquí me limitaré a indicar la manera de
invocar a los espíritus y de preparar los círculos de protección. Hay muchos tipos de
espíritus que se dejan invocar por el hombre y se convierten en siervos suyos De
estos mencionaré algunos:
Aziel: el más poderoso de los que sirven al hombre. Se manifiesta con una forma
humana agradable, de unos noventa centímetros de altura. Hay que invocarlo tres
veces para que aparezca en el círculo que se ha preparado para él. Proporciona