Page 689 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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al  cuerpo  de  donde  vinieron,  y  la  unión  del  cuerpo,  el  alma  y  el  espíritu  se  ha
  completado y se ha convertido en cenizas».

       La octava botella está dividida horizontalmente por una banda dorada, de la cual

  sale un tallo dorado que termina en cinco hojas que salen del cuello de la botella. El

  contenido de la vasija es transparente, y está escrito que «las nubes negras pasaron, y
  la magnífica blancura se ha completado».

       La  novena  botella  (de  cuyo  cuello  sale  una  rosa  blanca  y  dorada)  también  está

  parcialmente llena con un líquido transparente. La rosa dice: «Aquel que me blanquee,
  me vuelve roja».

       La décima y última botella representa la consumación de la Gran Obra. La mitad

  inferior de la vasija está llena con el Elixir color rojo sangre y de su cuello sale una

  rosa roja con muchos pétalos y de una extrema belleza. Tras declarar que todos los
  planetas  han  estado  presentes  en  la  consumación  de  la  Gran  Obra,  el  autor  del

  documento concluye: «Le di al [espíritu] Maestro tanta plata y oro que él nunca se

  volverá pobre».



       En su dedicatoria, el autor e ilustrador del manuscrito dice haber establecido todas
  las  operaciones  de  la  Gran  Obra.  Él  le  ruega  al  Espíritu  Santo  poder  ser  incluido

  dentro del número de aquellos que han aspirado a ésta, la más noble de las ciencias, y

  para  que  siempre  pueda  ser  colocado  en  el  camino  de  la  rectitud.  Se  dice  que  los
  escritos de Santo Tomás de Aquino, Ramon Lull y Arnau de Vilanova son exclusivos

  de  sus  propias  investigaciones  y,  que  también  son  la  fuente  principal  de  su

  información.

       Para  protegerse  de  la  persecución  de  la  teología  déspota,  los  alquimistas
  medievales  redactaron  su  filosofía  en  terminología  cristiana,  aunque  los  grandes

  secretos  del  Arte  se  derivaron  grandemente  de  los  adeptos  egipcios  o  árabes.  Los

  mahometanos eran maestros de los secretos herméticos, e incluso el gran Paracelso

  tomó de ellos la mayor parte de su conocimiento. En sus manifiestos, los rosacruces
  también revelan la fuente árabe de su doctrina secreta. Por consiguiente, se debe tener

  en mente que la relación de las enseñanzas alquímicas con el simbolismo bíblico fue

  un gesto de conveniencia. En su búsqueda de las Escrituras por el arcano de Israel, los
  cabalistas comprobaron, en gran medida, las interpretaciones alquímicas de la Biblia,

  ya que el alma de la alquimia es una con el alma del cabalismo. Ambas escuelas tienen

  un fin en común, estar completamente relacionadas con el misterio de la regeneración
  humana, a pesar de que existen aparentes discrepancias en su simbolismo.
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