Page 758 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Interesa destacar que, por temor a la excomunión o a un destino aún peor, muchos

  eclesiásticos utilizaron criptogramas para que no se sospechara de sus investigaciones

  científicas.  Hasta  hace  poco  no  se  aclaró  una  clave  compleja  de  Roger  Bacon,  que
  reveló el hecho de que este científico antiguo estaba familiarizado con la teoría celular.

  En una conferencia en la American Philosophical Society, el doctor William Romaine

  Newbold,  que  tradujo  el  manuscrito  en  clave  del  fraile,  declaró  lo  siguiente:  «Hay

  dibujos  que  representan  con  tanta  exactitud  el  aspecto  real  de  algunos  objetos  que
  cuesta negarse a deducir que Bacon los había visto con un microscopio. […] Se trata

  de espermatozoides, las células del cuerpo y los tubos seminíferos, los óvulos, con sus

  núcleos  indicados  con  toda  claridad.  Hay  nueve  dibujos  grandes,  de  los  cuales  al
  menos  uno  se  parece  mucho  a  una  etapa  determinada  de  la  evolución  de  la  célula

  fecundada».      [198]   Si  Roger  Bacon  no  hubiese  ocultado  este  descubrimiento  tras  una

  clave compleja, habría sido perseguido por hereje y, probablemente, hubiese corrido

  la misma suerte que otros de los primeros pensadores liberales. A pesar del rápido

  avance  que  ha  experimentado  en  los  últimos  doscientos  cincuenta  años,  la  ciencia
  sigue  ignorando  muchos  de  los  descubrimientos  originales  de  los  investigadores

  medievales La única constancia que existe de aquellos hallazgos importantes es la que

  figura en los criptogramas de los volúmenes que publicaron.
       Aunque muchos autores han escrito sobre el tema de la criptografía, los libros más

  valiosos  para  los  estudiosos  de  la  filosofía  y  la  religión  son  los  siguientes:

  Polygraphia y Steganographia de Trithemius, abad de Spanheim; Mercury,  or  The
  Secret and Swift Messenger de John Wilkins, obispo de Chester; Oedipus Aegyptiacus

  y otras obras del jesuita Athanasius Kircher, y Cryptomenytices et Cryptographiae de

  Gustavus Selenus.

       Para  ejemplificar  las  diferencias  básicas  en  su  construcción  y  su  uso,  a
  continuación hemos agrupado los distintos tipos de claves en siete clases generales:





       1. La clave literal. El criptograma literal más famoso es la célebre clave biliteral

  que sir  Francis  Bacon  describe  en  su  De Augmentis Scientiarum.  Lord  Bacon  creó

  este sistema cuando todavía era joven y residía en París Para la clave biliteral hay que

  usar dos estilos de tipografía: una ordinaria y la otra especial. Las diferencias entre las
  dos  fuentes  son  en  muchos  casos  tan  ínfimas  que  hace  falta  una  lupa  potente  para

  detectarlas.  En  un  principio,  los  mensajes  cifrados  se  ocultaban  solo  en  palabras

  oraciones o párrafos en cursiva, porque las cursivas, al ser más ornamentadas que las

  letras redondas, brindaban más oportunidades para ocultar aquellas variaciones leves
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