Page 145 - JULIO
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Esta carta que me he puesto escribir especialmente para ti intenta ser                      19
                  hermosa y sincera y quizás sólo logre ser sincera y la belleza haya que

                  buscarla entre todos los silencios cifrados que nos obsequiamos.

                  Esta carta habla de una ausencia, pero también de una presencia, de cómo
                  poder  estar  juntos  cuando  aún  no  se  puede  estarlo,  en  esta  distancia

                  temporal que tantas veces nos hace daño por igual tú y yo, de las mañanas
                  que llegan vivas, cuando escribo o pronuncio tu nombre. De todas esas
                  veces que me piensas y te pienso.


                  Sí porque cuando me piensas, te conviertes en mi ángel, y me salvas sin yo
                  darme cuenta, de peligros indivisibles, más que un amor lejano, cuando me
                  piensas te conviertes en ángel cercano, de pequeños conjuros y grandes

                  milagros que delatan mi existencia sobre tus ojos.

                  Sí, cuando me extrañas, por los mismos lugares paralelos donde yo te
                  extraño,  entiendo  que  estar  vivo,  es  estar  junto  a  ti,  que  sólo  tú

                  comprendes lo que soy cuando me pongo a juntar para ti frases de amor
                  entre mis manos, sólo son mis manos y están lejos, sólo frases de amor y
                  están lejos, pero debes saber que yo te tengo cerca desde que descubrí que

                  resguardabas muchos fragmentos de mi destino, que tú eras uno de esos
                  fragmentos y eras a la vez todo, lo más importante, porque eres tú la que
                  llegó como un contiguo beso de mayo en el lapso idóneo para que yo con

                  toda la fuerza del entendimiento descubriera que te amaba.

                  El  verano  y  el  invierno  simultáneos,  nos  miran  cautelosos, quizás  nos
                  desconocen, quizás nos reconocen, como tú me reconoces.


                  Esa otra tú y ese otro yo que éramos, antes de coincidir por el camino ¿te
                  acuerdas?  y  que  nos  reconocemos  en  cada  beso  inédito  que  no  llega  a
                  nuestras bocas.


                  Y yo

                  Te reconozco también, como si ya hubieses leído esta carta antes, como si

                  mis manos ya  hubiesen dormido  entre tus cabellos, te reconozco en  el
                  silencio que me das a beber de ti, para que pueda aprender a susurrar te
                  cielo, así como lo haces tú cuando sabes que necesito de esas dos palabras

                  por sobre todas las cosas que puedas decirme.
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