Page 1866 - JULIO
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¿Te duelen los pies, mi amor? No te asustes, es que en estos momentos estás
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                  dando vueltas en mi mundo.

                  Hoy  la  noche  está  preciosa,  hay  luna  y  me  gustaría  encontrarme  aquí

                  abrazado contigo.

                  Desearía estar hablando contigo de libros, películas, música o de lo que tú
                  quieras.


                  Esta noche quiero que seas tú la persona que llene todo mi ser. Amor mío,
                  este mes es cálido y tibio, y eso sólo puede hacerme soñar contigo.

                  Cambian las estaciones y observo a la gente que camina por mis calles, veo a
                  unas parejas de ancianos y pienso que eso es lo que deseo para mí, un amor

                  para siempre, un amor de esos de los que muchos se ríen.

                  A mí me encanta ser así contigo, decirte mil cosas, la primera que se me
                  venga  a  la  cabeza,  nada  de  andar  buscando  palabras  difíciles,  porque

                  nosotros  somos  agua  y  mar,  somos  cielo  y  nubes,  noche  y  día,  y  nos
                  completamos muy bien, sin que diga una palabra tú ya sabes que deseo yo
                  de ti.

                  Amor, mi amor, mi sueño, mi esperanza...


                  Dicen que los amores de lejos son amores de ilusiones, pero yo sé que no,
                  porque llevo años y meses haciendo cada vez mis letras para ti y no me
                  canso, puedo pintar tu nombre en mis paredes, en mis libros, o por donde
                  quiera que camine, pues el resultado siempre es el mismo, mis letras te

                  pertenecen, nacieron para ti por este amor tan bendecido y tan esperado
                  por los dos.

                  Muchas veces la soledad nos deprime, y cuando te alejas me siento triste...
                  pero sólo por momentos, porque cuando vuelvo a pensar en ti, todo se disipa,

                  todo cobra vida, colores, y los días dejan de ser en blanco y negro para
                  formar una paleta de colores con las que podría pintar una ciudad completa
                  de lo feliz que me siento amándote a cada momento.


                  La luna que yo veo es la misma que tú ves, quizás la veamos en diferentes
                  horas, pero es la misma.

                  ¿Y cómo no estar agradecido por ello? Estamos lejos, pero somos del mismo
                  planeta. Estamos lejos pero no tanto como para no sentirte cerca de mí.
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