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Las cinco vías. Tomás de Aquino rechazó la prueba ontológica de San Anselmo, para él la existencia de
dios no se deriva de su esencia. Su procedimiento va de los efectos a las causas y de lo contingente a lo
necesario.
Vía. Existe el movimiento en el mundo y todo lo que se mueve es movido por algo y esto a su vez
requiere ser movido por otro motor, pero debe existir un primer motor el cual no es movido y este
primer motor es dios.
Vía. Todo lo que existe tiene una causa y es necesario que exista una primera causa para que exista una
segunda y así sucesivamente y la primera causa es dios.
Vía. Todo lo existente en el universo podía no haber sido algún día y hubo un tiempo en que
realmente no fue y seguiría sin existir si no hubiera más seres contingentes, es decir, que debe haber un
ser necesario por sí mismo y lo llamamos dios.
Vía. Existen diferentes grados de perfección, los cuales se acercan más o menos a la perfección total,
pero estos grados son grados de la perfección total y esta perfección es fuente de las demás y es dios.
Vía. En la naturaleza hay un orden y una finalidad, pero este orden no se pudo dar sin una
inteligencia que dirigiera y esa inteligencia es dios.
Anselmo de Canterbury
La biografía de Anselmo (1033-1109) refleja el internacionalismo de aquella época. Anselmo, monje
benedictino, era originario de Italia. Como profesor y abad, hizo de la escuela monacal de Le Bec, en
Normandía, un centro de estudios teológicos y filosóficos, por lo que se ganó el apelativo de «padre de la
escolástica». En sus tres obras principales, Monologion (Monólogo, 1076), Proslogion (Conversación, con
Dios, pues comienza con una plegaria; c. 1077/1078) y Cur Deus homo (Por qué dios se hizo hombre, 1094-
1098), da un tratamiento filosófico a cuestiones teológicas y renuncia en gran medida a la autoridad de la
Biblia.
El Monologion desarrolla la idea de un ser supremo y único. Todos los demás seres dependen de él según
cierta analogía con la creación artística y llegan a la existencia porque el ser supremo “habla de las cosas” con
un hablar que las origina. Los seres racionales son «imagen del ser supremo y están destinados a vivir en su
amor eterno e indivisible”. Al final se plantea un paso argumentativo conocido ya por Aristóteles: Anselmo
identifica “el ser supremo con Dios, soberano del universo”.
El Proslogion se dedica a probar la existencia de ese ser, a ofrecer una prueba de dios. Es famoso el lema del
tratado: «La fe a la búsqueda de comprensión» (Jides quaerens intellectum). Se trata de demostrar, mediante
simples argumentos racionales, lo que para la fe está presente ya de inmediato: “Que dios existe
verdaderamente” y “que es impensable que no exista”. Del hecho de que la existencia de una cosa en la
realidad (inre) sea superior a la mera existencia en el pensamiento (in intellectu), concluye Anselmo que dios
existe necesariamente en la realidad (aunque no en la realidad empírica), pues es el ser supremo por
antonomasia: quien piensa acerca de “Dios” y se forma de Él un concepto adecuado, se ve obligado a aceptar
su existencia.
En su escrito CurDeus homo, Anselmo trata también temas de ética y hace hincapié en la libertad de la
voluntad humana, en el hecho de que el hombre puede decidir libremente entre el bien y el mal. Quien peca,
renuncia, ciertamente, a la libertad por el pecado; pero si obra con rectitud, vuelve a restablecerla. (HÖFFE,
2003, p. 105).
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