Page 68 - Alejandro Casona
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¿Por qué me encargó a mí esto? ¡No puedo, Mauricio, no puedo!
MAURICIO.
¿Tanto miedo tienes?
ISABEL.
Por ella. Será hermoso lo que estamos haciendo, pero al verla
entregada como una niña feliz, tuve que hacer un esfuerzo para no
gritar la verdad y pedirle perdón. Es un juego demasiado cruel.
MAURICIO.
Lo que yo me temía: el corazón metiéndose en la comedia. Así no
iremos a ninguna parte.
ISABEL.
He hecho todo lo que pude. ¿No me he portado bien?
MAURICIO.
Al principio, sí; aquella timidez de la llegada, aquella escena de la
evocación, muy bien. Pero después, aquel sollozo cuando te echaste
en sus brazos...
ISABEL.
No podía más. También yo sé lo que es vivir sola, y esperando.
MAURICIO.
Eso es lo que hay que corregir desde el principio. El arte no se hace
aquí señorita. (El corazón.) Se hace aquí, aquí. (La frente.)
ISABEL.
¿Usted no se emocionó ni un momento?
MAURICIO.
La emoción verdadera nunca es artística. Por ejemplo; ¿te fijaste con
qué ilusión me comí las tortas de nuez con miel? Pues si hay dos
cosas que yo no puedo aguantar son la miel y las nueces. Esto es lo
que yo llamo una conciencia artística. (Dando por hecho que no.) ¿A
ti te gustaron?
ISABEL.
¡Deliciosas!
MAURICIO.
Es una opinión.
ISABEL.
¿Entonces aquel temblor en la voz al verla por primera vez...?