Page 71 - Alejandro Casona
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imitador de pájaros cantaba mejor que el ruiseñor verdadero,
hablabas en serio ¿no?
MAURICIO.
Completamente en serio. Un simple animal, por maravilloso que sea,
no puede compararse nunca con un artista.
ISABEL.
Entonces ¿de verdad crees que el arte vale más que la vida?
MAURICIO.
Siempre. Mira ese jacarandá del jardín: hoy vale porque da flor y
sombra, pero mañana, cuando se muera como mueren los árboles,
en silencio y de pie, nadie volverá a acordarse de él. En cambio si lo
hubiera pintado un gran artista, viviría eternamente. ¿Algo más?
ISABEL.
Nada más. Es todo lo que quería saber. (Se dirige a la escalera.)
MAURICIO.
Un momento. Hasta ahora sólo te he corregido los errores; pero no
sería justo si no elogiara también los aciertos.
ISABEL.
¿He tenido algún acierto? Menos mal.
MAURICIO
Uno sobre todo: el truco para no tocar el piano.
ISABEL.
Ah, lo de la mano herida. ¿Estuvo bien?
MAURICIO.
Ni yo mismo lo hubiera hecho mejor. ¿Con qué te pintaste el rojo de
la sangre? ¿Con la barra de labios?
ISABEL.
Con la barra de labios.
MAURICIO.
Me lo imaginé en seguida. ¡Felicitaciones! (Le estrecha la mano.
Isabel reprime una queja retirando la mano. Mauricio la mira
sorprendido.) ¿Qué te pasa?
ISABEL.
Nada... los nervios. (Va a la escalera. Mauricio la detiene imperativo y
la arranca el pañuelo.)