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La familia y los amigos
Independientemente de si es la tragedia ocasionada por un desastre natural o por una enferme- dad, los seres humanos necesitamos el soporte de quienes nos permitan sobrellevar dicha tragedia.
Cinco años antes de vivir la experiencia de enfrentar el cáncer, un desastre natural me permitió valorar más el contar con familia y amigos solidarios. Un fuerte huracán, Alex, provocó una inunda- ción que nos hizo perder gran parte de nuestro patrimonio, pero en cada paso, el apoyo incondicio- nal de nuestros amigos y nuestra familia, nos permitió superar y minimizar los efectos de la pérdida.
De nitivamente cuando la salud o la vida misma se encuentran en juego, cualquier pérdida ma- terial previa se percibe insigni cante. Pero lo que no cambia frente a cualquier tragedia, es el valor que le damos al apoyo incondicional de la familia y a la presencia reconfortante de los amigos.
En cada paso que damos durante nuestra vida, existen personas que pasan a tu lado. Algunas te sacuden, otras te sostienen; existen algunas que pueden hacerte tropezar y otras que te detienen. Algunas personas te harán reír, otras llorar; algunas pasan a tu lado sin verte, otras no te dejan de ob- servar; pero de nitivamente, quienes te acompañan en todos esos momentos, que no claudican, que no detienen su paso para mantener el tuyo, esas personas son por las que vale la pena mantenerte en pie durante tu vida: tu familia.
Cuando supe el diagnóstico de mi enfermedad, lo primero que me angustió fue pensar en mi hi- ja. Era aún muy pequeña, cómo sería para ella entender y vivir mi proceso sin quedar marcada. Pero llegó el día que se lo dije...quise explicarle, calmarla y darle fuerza. Pero me equivoqué, la que me hi- zo a mi entender, estar calmada y con fuerza, fue ella. Con una sonrisa y mucha tranquilidad me dijo: “Mamá, por qué te preocupas, vas a estar bien. Ya le pedimos a Dios, ya rezamos, así que con eso no te pasará nada malo”. ¡Eso para mí fue la mejor forma de entender lo que es la Fe!
Y en cada momento difícil, cuando tuve que expresar mi dolor por mi diagnóstico, cuando tuve que ir al estudio complicado, entrar a una cirugía, ir a una quimioterapia, la familia fue mi refugio, mi compañía, mi sostén.
En este proceso de mi enfermedad valoré mucho a mi familia, pero también aprendí más sobre la vida. Siempre pensé que sería en esta etapa de mi vida cuando yo tendría que ser fuerte para sos- tener a mi madre. La vida me enseñó que nunca serás su cientemente fuerte para estar a la altura de aquellos que te dan la vida. ¡Qué fácil es todo cuando tu madre te acompaña! Y qué fácil seguir ade- lante cuando cada momento difícil, esas personas que son tu familia completa, tu esposo, tu hija, tus hermanos y tus sobrinos, te rodean y te abrazan con su amor.
Y si aún quieres más energía, nada más valioso que el apoyo y cariño de tus amigos de vida, de aquellos que quieren hacerte sentir viva y querida. Existen amigos que te acompañan en tu proce- so y otros que ajustan su vida por tu proceso. En ambos casos, están ahí y son un gran baluarte en tu lucha.
Fe, prevención y acción | Por Beatriz Palacios 6