Page 28 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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               con los tuyos de por vida. Me contestó que no se sentía plenamente
               decidida en relación a este punto. Le dije que ella debería saber
               qué pasos eran los que estaba dando; que no debiera estimular las
               atenciones de ningún joven, mostrándole preferencia, a menos que
               lo ame.
                    Ella dijo claramente que no sabe si te ama, pero que pensó que

               si se comprometía contigo llegarían a familiarizarse. Pero como se
               han dado las cosas, ustedes no han tenido la oportunidad de llegar
               a conocerse.
                    Yo tenía razón al pensar que a ella no le gustan las tareas
               domésticas, y que tú debieras tener una esposa con la que puedas

               formar un hogar feliz. Le pregunté si tenía alguna experiencia en los
               deberes propios del hogar. Me contestó que había realizado tareas
               domésticas en el hogar de la familia de su padre. Le hice estas
               preguntas porque se me reveló su carácter y su necesidad de una
               educación especial en los deberes prácticos de la vida; y que no
               tiene gusto ni inclinación por estas cosas.

                    Me dijo que no había decidido nada, que tú eres muy insistente
               y que la amas, pero que ella no podía decir lo mismo, aunque eres
               muy amable y atento. Le dije, “entonces recapacita, no le permitas
               seguir adelante”.
                    Le dije que debía pensar en cuál sería el objeto de casarse conti-

               go; si por un paso tal ambos glorificarían a Dios; si llegarían a ser
               más espirituales; y si sus vidas serían más útiles. Los matrimonios
               planeados en forma egoísta e impulsiva, generalmente no terminan
               bien, sino que a menudo se transforman en miserables fracasos.
                    Ahora bien, Rodolfo, yo no pretendo que sea de mi competencia
               decirte que no te cases con Edith; pero sí puedo decir que tengo

               interés en ti. Estas son las cosas que debieran tomarse en cuenta: la
               persona con quien te cases, ¿traerá felicidad a tu hogar? ¿Es Edith
               ahorrativa? y si se casara, ¿gastaría no solamente todo lo que ella
               gana sino también todo lo tuyo para satisfacer su vanidad, su amor
        [22]   a la apariencia? ¿Son sus principios en este aspecto correctos?

                    No creo que Edith sepa lo que es la abnegación. Si se le presen-
               tara la oportunidad, encontraría formas de gastar más medios de
               los que gana. En el caso de ella, las gratificaciones egoístas nunca
               han sido vencidas, y este egoísmo natural ha llegado a ser parte de
               su vida. Lo que ella desea es una vida fácil y placentera.
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