Page 29 - Cartas a Jóvenes Enamorados (1987)
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Lo que un joven debiera considerar al buscar una esposa         25


                    Debo hablar con claridad. Yo sé, Rodolfo, que si te casaras con
               ella, harían pareja, pero no armonizarían. Habría una deficiencia
               en la que sería tu esposa. Y en lo relacionado a la devoción y a la
               piedad cristianas, éstas nunca pueden crecer donde un egoísmo tan
               grande está en posesión del alma.
                    Te escribo, Rodolfo, exactamente como lo haría a mi hijo. De-

               lante de nosotros se extiende una obra grande y noble, y la parte que
               desempeñaremos en este mundo depende enteramente de nuestros
               blancos y propósitos en la vida. Podríamos estar siguiendo un impul-
               so. Tú tienes las cualidades necesarias para hacer de ti un hombre
               útil, pero si sigues tu inclinación, esta fuerte corriente voluntariosa

               te arrastrará. Colócate una norma elevada, y trata fervorosamente
               de alcanzarla.
                    Que sea el propósito gobernante de tu corazón crecer hasta
               llegar a ser un hombre completo en Cristo Jesús. En Cristo puedes
               actuar con valor; pero sin Cristo no podrás hacer nada bien hecho.
               Tú tienes determinación para lograr lo que te propones. Este no

               es un rasgo objetable en tu carácter si es que todas tus facultades
               están entregadas a Dios. Por favor, ten en mente que no tienes la
               libertad de disponer de ti mismo de acuerdo con lo que tu fantasía
               te dicte. Cristo te ha comprado a un precio infinito. Le perteneces a
               él, y en todos tus planes debes tener esto en cuenta.

                    Especialmente en lo que se refiere a las relaciones matrimonia-
               les, sé cuidadoso a fin de unirte con alguien que esté contigo hombro
               a hombro en el crecimiento espiritual.
                    Rodolfo, yo quisiera que consideraras todas estas cosas. Dios te
               ayude a orar sobre este asunto. Los ángeles están observando esta
               lucha. Te dejo con este asunto para que lo consideres y decidas por

               ti mismo.


                                                                          Ellen G. White


                                                                           Carta 23, 1886.
                                                                                               [23]
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