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Una mujer con unas ideas muy feministas. En 1914 dijo: “Yo soy una radical
feminista. Creo que todos los derechos que tiene el hombre debe
tenerlos la mujer”. Sin embar go, en España apenas se ha estudiado esta
faceta y sí en universidades de EE.UU. Sirva de ejemplo su visión de la
maternidad: “La maternidad es función temporal, no puede someterse
a ella entera la vida”, ella tenía tres hijos. Defi ende el sufragio femenino
y traduce al español «La esclavitud de las mujeres», de John Stuart
Mill.
Solicitó su ingreso en la Real Academia Española de la Lengua por tres
veces, enumerando todos sus méritos para entrar allí. Hoy se conserva
en el archivo de la RAE la carta de su rechazo. Ella consideró un
triunfo que plantease su negativa por razones de género y no de
méritos e ironizó: “T ambién a Santa T eresa le habrían dado con la
puerta en las narices”. Juan V alera ar gumentó su voto negativo con un
“su trasero no cabría en un sillón de la RAE”.
En 1916 se convirtió en catedrática de Literatura contemporánea de
Lenguas Neolatinas en la Universidad Central de Madrid. La primera
catedrática de España.
“Siguen a la orden del día los asesinatos de mujeres. Han aprendido
los criminales que eso de la pasión es una gran defensa prevenida, y
que por la pasión se sale a la calle libre y en paz, y no se descuidan
en revestir de colores pasionales sus desahogos mujericidas”. Esto lo
escribe Emilia P ardo Bazán en 1901. Ella siempre escribió alertando de
la violencia contra las mujeres. En su libro «El encaje roto» hay 35
cuentos sobre el maltrato contra la mujer.
Gracias a las cartas que P ardo Bazán envió a Benito Pérez Galdós,
hoy conocemos esa relación que en un principio fue de amigos y
colegas y que después se convirtió en una relación de amantes. Galdós
guardó sus cartas, a través de ellas hemos podido comprobar la
libertad amorosa de la que ella hacía gala. P ardo Bazán no guardó
ninguna. Hablaban y comentaban de literatura, mantenían encendidas
disputas académicas y periodísticas. T odo con una envidiable libertad
e igualdad. Esta relación comenzó en 1883 y duró hasta 1915. En 1887
ella escribe «Los pazos de Ulloa» y él «Fortunata y Jacinta». P eriodo
muy fecundo para ambos.
Una mujer que supo vivir persiguiendo siempre su libertad. Una feminista
radical que se consideraba una igual a los hombres, que creyó que sus
derechos nunca deberían ser menos que los del género masculino, que
su pasión fue la escritura, que utilizó la palabra para comunicar todo lo
que su mente producía y vertía en el papel para que allí quedara para
todas y todos los que quisieran compartir su pensamiento; y todo lo
hizo por convicción.
Nieves Rodríguez Cañas
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ALQUIMIA FEMINISTA | 23