Page 85 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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medio de ellos. En el combate entre Aquiles y Héctor,
después de la derrota y muerte de este último, los caballos
se dirigirán a Aquiles para anunciarle que no tardará en
seguir el mismo camino.
En medio del júbilo, los cantos y las danzas, mientras
los dioses derraman su generosidad sobre Peleo por haber
contraído aquel matrimonio, arriba al Pelión un personaje
que no había sido invitado: la diosa Eride, personificación
de la discordia, los celos y el odio. Aparece cuando la boda
está en su apogeo y trae, pese a no haber sido invitada, un
magnífico regalo de amor: una manzana de oro, prenda de
la pasión que se siente por el ser amado. Éride arroja tan
maravilloso presente en medio de los regalos hechos a los
novios por los dioses que asisten a la fiesta, un suculento
banquete. Pero la fruta lleva una inscripción, una divisa:
PARA LA MÁS HERMOSA. Allí hay tres diosas: Atenea, Hera
y Afrodita, y las tres están convencidas de tener derecho a
la manzana. ¿Quién se la llevará?
Esa manzana de oro, esa maravillosa joya, deslum
brante y luminosa, yace en la cima del Pelión a la espera
de que alguien la recoja. Dioses y hombres están reunidos.
Peleo ha conseguido apresar a Tetis, pese a todos sus sorti
legios, en el anillo de sus dos brazos cerrados. Y entonces
aparece la manzana, de la que saldrá la guerra de Troya.
Las raíces de esa contienda no se encuentran únicamente
en las vicisitudes de la historia humana, proceden también
de una situación mucho más compleja, consecuencia de la
naturaleza de las relaciones entre dioses y hombres. Como
aquéllos no quieren sufrir el envejecimiento, lo reservan
para los mortales, al igual que los conflictos generaciona
les, al tiempo que les ofrecen como compensación esposas
divinas. Así surge una situación trágica: los hombres no
pueden celebrar las alegres ceremonias matrimoniales sin
que ello conlleve también ceremonias luctuosas. En el
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