Page 219 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 219
principalmente de las que tocaban en su religión o en su Rey. Mas si se ha
llara haber delinquido alguno contra ella,. se ejecutara al pie de la letra sin
remisión alguna, como si no fuera más que matar un gozque. Porque los
Incas nunca hicieron leyes para asombrar los vasallos ni para que burlasen
de ellas, sino para ejecutarlas en los que se atreviesen a quebrantarlas.
CAPITULO IV
QUE HABIA OTRAS MUCHAS CASAS DE ESCOGIDAS.
COMPRUEBASE LA LEY RIGUROSA
T ono LO que se ha dicho era de la casa de las vírgenes del Cuzco, dedi-
cadas al Sol, a semejanza de la cual había otras muchas en todo el reino,
en las provincias más principales, donde el Inca por gran merced y privilegio
las mandaba edificar. En las cuales entraban doncellas de todas suertes, así
de las legítimas de la sangre real como de las que llamamos bastardas, mez-
cladas con sangre ajena. Entraban también, por gran favor y merced, hijas
de los curacas señores de vasallos; asimismo entraban hijas de la gente co-
mún, las que eran escogidas por muy hermosas, porque eran para mujeres
o concubinas del Inca y no del Sol. Los padres lo tenian por suma felicidad
que les tomasen las hijas para mujeres del Rey, y ellas lo mismo.
Guardábanse con la misma vigilancia y cuidado que las del Sol. Tenían
mozas de servicio, doncellas como las otras; sustentábanse de la hacienda
del Inca porque eran sus mujeres; entendían en 1o mismo que las del Sol,
en hilar y tejer y hacer de vestir en grandísima cantidad para el Inca; hacían
también todas las demás cosas que dijimos de las otras. De las cuales obras
repartía el Inca con los de su sangre real, con los señores de vasallos y con
los capitanes de guerra y con todas las demás personas a quien él, por mucho
favor y regalo, quería hacer merced, y no le era prohibido el darles porque
las hacían sus mujeres, y no las del Sol, y las hacían para él y no para el
Sol.
Tenían también sus Mamacunas, que las gobernaban como a las del
Cuzco. En suma, todas eran una misma casa, salvo que en la del Cuzco en-
traban para mujeres del Sol y habían de ser legítimas en la sangre real y
guardaban perpetua clausura, y en las demás casas del reino entraban mu-
jeres de todas suertes, con que fuesen muy hermosas y doncellas, porque
eran para el Inca. De donde, cuando él las pedía, sacaban las más hermosas
para llevárselas donde él estaba para concubinas.
180