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y  también  las  tenían  en  la  corte,  así  para  grandeza  de  ella  como  para  dar  a
          entender  a  los  vasallos  que  las  habían  traído  que,  pues  el  Inca  las  mandaba
          guardar  y sustentar  en  su  corte,  le  había  sido  agradable  el  servicio  que  con
          ellas le habían  hecho, lo cual  era  de  sumo  contento para los  indios.
              De  los  barrios  donde  tenían  estos  animales,  había  alguna  memoria
          cuando  yo  salí  del  Cuzco:  llamaban  Amarucancha  {que  quiere  decir  barrio
          de amarus  que son  las  culebras  muy  grandes)  al  barrio donde  ahora es  la  cas¡i
          de  los  Padres  de  la  Compañía  de  Jesús;  asimismo  llamaban  Pumacurcu  y
          Pumapchupan  a  los  barrios  donde  tenían  los  leones,  tigres  y  osos,  dándoles
          el  nombre  del  león,  que  llaman  puma.  El  uno  de  ellos  está  a  las  faldas  del
          cerro  de  la  fortaleza;  el  otro  barrio  está  a  las  espaldas  del  monasterio  de
          Santo  Domingo.
              Las  aves,  para que  se  criasen  mejor,  las  tenían  fuera  de  la  ciudad  y  de
          aquí  se  llamó  Surihualla,  que  es  prado  de  avestruces,  un  heredamiento  que
          está  cerca  de  una  legua  del  Cuzco,  al  mediodía,  que  fue  de  mi  ayo  Juan  de
          Alcahaza,  y lo  heredó  su  hijo  Diego  de  Alcahaza,  presbítero,  mi  condiscípulo.
              Los  animales  fieros,  como  tigres  y  leones,  culebras  y  sapos  y  escuerzo
          (demás  de  la  grandeza  de  la  corte), los  mantenían  para  castigo  de  los  malhe•
          chores,  como  en  otra  parte diremos,  donde  se  tratará  de  las  leyes  que  tuvie•
          ron  para  tales  o  tales  delincuentes.
              Esto  es  lo  que  hay  que  decir  acerca  de  los  tributos  que  daban  a  los
          Reyes  Incas,  y  cómo  lo  gastaban  ellos.  De  los  papeles  escritos  de  mano  del
          curioso  y  muy  docto  Padre  Maestro  Blas  Valera  saqué  lo  que  se  sigue,  para
          que  se  vea  la  conformidad  de  lo  que  él  iba  diciendo  con  todo  lo  que  de  los
          principios,  costumbres,  leyes  y  gobierno  de  aquella  repí!tblica  hemos  dicho.
          Su  Paternidad  lo  escribía  por  mejor  orden,  más  breve  y  con  mucha  gala  y
          hermosura,  lo  cual  me  movió  a  sacarlo  aquí,  también  como  la  conformidad
          de  la  historia,  para  hermosear  la  mía  y  suplir  las  faltas  de  ella  con  trabajos
          ajenos,






                                     CAPITULO  XI

                  LEYES  Y  ORDENANZAS  DE  LOS  INCAS  PARA  EL
                           BENEFICIO  DE  LOS  VASALLOS


              L  PADRE  Blas  Valera  dice  del  gobierno  de  los  Incas  lo  que  se  sigue,
          E que,  por  ser  tan conforme  a  lo  que  hemos  dicho  y  por  valerme  de  su
          autoridad,  lo  saqué  a  la  letra  de  su  galanísimo  latín:

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