Page 313 - Orestiada. Agamenón. Las Coéforas. Las Euménides
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LAS COÉFORAS
Pero yo, ¿cómo voy a hablar abiertamente de esto,
que este ornamento es del más querido de los mortales
para mí, de Orestes? Me siento halagada por la esperanza.
¡Ay!
¡Ojalá tuviera voz razonable como la de un mensajero, 195
para que, estando mi mente dividida, estuviera vacilante,
sino que con claridad me dijera que reniegue de esta ristra,
por si acaso de la cabeza de un enemigo fue cortada,
o bien, porque es de mi hermano, debe llorar conmigo
como gloria y honra para la tumba de mi padre. 200
Y bien, a los dioses invocamos, pues saben,
cual marineros, por qué clase de tormentas
somos arrastrados. Y si es posible lograr la salvación,
de una pequeña semilla puede surgir un magnánimo tronco.
Mas también hay huellas, un segundo indicio, 205
de pies iguales que son semejantes a los míos...
Pues ahí hay dos huellas de pies,
las suyas y las de aquel que camina a su lado.
Los talones y los contornos de los tendones, si se miden
entre sí, se corresponden con mis huellas. 210
Estoy angustiada y mi pensamiento perturbado.
(Orestes y Pílades salen de su escondite.)
Orestes
Ruega que en el futuro, en vista de que a los dioses plegarias
que se cumplen estás dirigiendo, te vaya muy bien.
Electra
Así pues, ¿ahora qué obtengo por gracia de la divinidad?
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