Page 92 - SALVADOR BORREGO ARMA ECONOMICA
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ARMA ECONOMICA

                 Hitler  trazó a  grandes rasgos que  se podía  levantar una
                 sana economía orientada con vistas al  interés de  la  na-
                 ción, o bien, permitir una economía liberal o democrática,
                 pero que en este último caso un factor financiero interna-
                 cional era el principal aprovechado de la coyuntura. Alu-
                 dió concretamente a la crisis económica de Francia y dijo:
                          "Su sistema democrático la hundirá. En otros paí-
                       ses es el comunismo el que vence ...  En fin  de cuen-
                       tas, de lo que se trata en estos países es del estableci-
                       miento de un judaísmo internacional. ..
                          "Ahora bien, hay algo que hemos de admitir como
                       seguro: esta lucha que yo califico de crisis de las de-
                       mocracias es una lucha inevitable, y terminará por
                       surgir en todas las naciones del mundo. Surgirá
                       sin remedio, sin que tenga importancia en sí el
                       tiempo que transcurra hasta dicho momento".
                    En  esa ocasión sostuvo la  tesis de  que siempre hay
                 alguien que planea y que dirige, ya sea en forma vi-
                 sible o poco visible; ya sea consiguiendo algo favo-
                 rable o  arruinando al pueblo; ya sea para buscar un
                 orden  nacional  o  un  desorden  en  el  cual  puedan
                 medrar determinados intereses ocultos.
                          "El pensamiento no anida en la gran masa ... Siem-
                       pre que cualquier logro humano represente una ma-
                       yor realización que la existente, hay que admitir que
                       alguien tiene que haber dirigido el camino hacia ella.
                       Y este alguien que va por delante es el  portador del
                       pensamiento, y no la gran masa que está detrás de él.
                    A continuación precisaba que el  guía,  el  jefe,  debería
                 contar imprescindiblemente con la aprobación, "con el apo-
                       yo de la masa. Que ésta diga: 'Naturalmente, esto tie-
                       ne que ser; sí, tiene toda la razón al hacerlo ... gracias
                       a Dios es lo que tenía que ser'  ... Para esto es necesa-
                       rio  que  los jefes vivan y conozcan de  cerca el  am-
                       biente de la gente humilde. Han de volver al alma del
                       pueblo. Tenemos que conocerla a la  perfección, ha
                       de ser para nosotros un instrumento del  que poder
                       arrancar melodías  ... Todo lo que construyamos lo ha-
                       bremos construido sobre arena si en nuestra edifica-

                                                                          91
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