Page 365 - Egipto Tomo 1
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EL CAIRO
                                                       BAJO
                                            LOS FATIMITAS Y LOS EYUBITAS
                                         :stas tenemos las transformaciones que ha expe-
                                          rimentado  la ciudad  de  los  califas  desde  su
                                          fundación. Al presente que hemos llegado al pe-
                                          ríodo más brillante de su historia , nos sentimos
                                   tentados á interrumpir la exposición cronológica que hemos
                                   comenzado, para describir desde luego la mezquita el Azhar,
                                   poniendo ante los ojos del lector sus deslumbrantes mara-
                                   villas, por lo mismo que habiendo sido, desde su fundación
                                   por Djohar hasta nuestros dias, la fuente de donde ha bro-
                                   tado, y brota aún, toda la vida intelectual y religiosa de los
                                   habitantes del Cairo, merece á justo título  el de cabeza y
                                   corazón de la ciudad de los califas. Pasaremos sin embargo
                                   delante de su puerta sin penetrar en ella, y más adelante,
              cuando no debamos abrigar el temor de interrumpir el hilo de la narración, confiaremos á
              aquel  al cuidado de un guia indígena que le acompañará por  el interior de tan célebre
              monumento. En cuanto á Djohar no sólo dotó abundantemente la nueva escuela, sino que
              atendió con mano liberal á la dotación de los profesores y al sostenimiento de los escolares.
                Tan pronto como füé fundada la ciudad, el califa Mo’ezz hizo edificar en ella su palacio;
              v tres años después fué enterrado en ella con sus predecesores, cuyos restos hiciera trasladar
              4 Egipto. A sus inmediatos sucesores deben, pues, el Egipto y el Cairo el esplendor que
              alcanzaron, merced á la prudencia y cuidados que pusieron en el gobierno de un imperio
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