Page 125 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
P. 125
114 Parte I. — Vida de Abenarabi
servaba vivo entre los musulmanes piadosos de Damasco, que visita-
ban su sepulcro todos los viernes (1).
"Las gentes no dejan de visitar su tumba, y de considerarlo como el más
grande de los santos: todos los viernes verás centenares de personas en derre-
dor de su mausoleo, para hacer allí la oración, a la vez que lo visitan."
Y en nuestros días puede aún el turista europeo, guiado por las
indicaciones de Baedeker, comprobar de visu la existencia del citado
mausoleo en la Salihía de Damasco (2).
El orbe islámico y el mundo cristiano recibieron, aunque en dosis
muy distintas, la intensa huella de su pensamiento y de su creadora
fantasía. El llevó los gérmenes del panteísmo místico del cordobés
Abenmasarra hasta los más remotos países del islam, y sus libros in-
numerables, contagiados de aquel mismo espíritu, difundiéronse pro-
fusamente por Turquía, Persia e India, contribuyendo de modo efica-
císimo a la explosión continua de las herejías iluministas y teosóficas
en el islam oriental. Sus dos libros principales, el Fotuhat y el Fosas,
han sido, juntamente con el Diwán de Abenalfárid y con los libros de
Algazel, la fuente más copiosa de inspiración en que han ido a saciar
su sed de ideales religiosos todos los pensadores esotéricos que, en
tierras de Irán, lo mismo que en países de lengua árabe, anhelaron y
anhelan una explicación mística del cosmos, desde los tiempos de
(1) Al-raudat, pág. 138. Dozy (Supplcmcnt aux dicíionnaires árabes, I,
232 a) dice que "los pepinos se conocen en Damasco con el pintoresco nom-
bre de "vecinos de Mohidin" (^jojj^ ^p^> J¿>), porque se los confita en
la Salihía, donde tiene su mausoleo y su mezquita Mohidin Abenarabi, el céle-
bre sufí y el más grande santo de los turcos; este santo y los pepinos son, por
eso, vecinos."
(2) Baedeker, Palcsíine ct Syrie, pág. 355: "La plus belle mosquee s'éléve
au-dessus du tombeau de Mouhicddin Ibn el-Arabi. On prétend de nos jours
luí assigner sa place dans une chambre voisine de la mosquee, oü l'on vient
en pélerinage."—Massignon, en su Al-Halíáj (París, Geuthner, 1922), tomo I,
páginas 384-5, ha publicado un bello fotograbado que reproduce la tumba de
Abenarabi, en su estado actual.