Page 273 - Fantasmas
P. 273
El desayuno de la viuda
illian le cedió la manta a Gage —no la quería— y le
dejó durmiendo en una loma junto a un riachuelo en
algún lugar del este de Ohio. Durante el mes siguiente prácti-
camente no dejó de moverse, pasó gran parte del verano de 1935
en los trenes de mercancías que iban hacia el norte y hacia el
este, como si todavía tuviera intención de visitar a la prima de
Gage en New Hampshire. Pero no era así, y ya nunca tendría
ocasión de conocerla. No tenía ni idea de adónde se dirigía.
Estuvo en New Haven un tiempo, pero tampoco se que-
dó allí. Una mañana, cuando apenas había amanecido, fue
hasta un lugar del que había oído hablar, donde las vías tra-
zaban una curva tan amplia que los trenes se veían obligados
a circular despacio. Un muchacho con una chamarra sucia
que no era de su talla estaba agachado a su lado, al pie del te-
rraplén. Cuando llegó el tren que iba hacia el noreste Killian
se puso en pie de un salto y echó a correr junto a él hasta su-
birse en uno de los vagones de carga. El chico hizo lo mismo
justo detrás de él.
Viajaron un rato juntos en la oscuridad, entre las sacudi-
das de los vagones y el traqueteo y chirrido de las ruedas con-
tra la vía. Killian dormitaba y se despertó cuando el chico le ti-
271