Page 40 - Popol Vuh
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El Popol Vuh                                                                                      40
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                   Al quinto día se mostraron, pues, de nuevo, y fueron vistos en el agua por los hombres.
            Semejantes  a  dos  Hombres-Peces  aparecieron.  Entonces  sus  rostros  fueron  vistos  por  los
            Xibalbá,  y  fueron  buscados  en  las  aguas.  Al  día  siguiente  se  mostraron  dos  pobres,  de
            lastimosos rostros, de lastimoso aspecto; unos lamentables vestidos [eran] sus trajes; sin adorno
            sus  rostros.  Entonces  fueron  vistos  por  los  Xibalbá.  Hicieron  poco,  pero  danzaron  el  Búho,
            danzaron  la  Comadreja,  el  Armadillo,  danzaron  el  Ciempiés  y  los  Zancos.  Hacían  muchas
            maravillas.  Quemaban  las  casas  como  si  realmente  hubieran  ardido,  [y]  después  al  instante
            renacían. Numerosos Xibalbá asistieron [a ese espectáculo]. En seguida se sacrificaban, uno [de
            ellos] matando al otro, [y] después el primer matado se tendía” muerto, pero inmediatamente su
            rostro  revivía.  Los  Xibalbá  asistían  [al  espectáculo]  de  todo  lo  que  ellos  hacían.  Hacían  el
            comienzo de su triunfo sobre Xibalbá. En seguida el relato de sus danzas llegó a las orejas de los
            jefes Supremo Muerto, Principal Muerto, los cuales dijeron al escucharlo: “¿Esos dos pobres son
            verdaderamente tan divertidos?” “Verdaderamente bello es lo que danzan y todo lo que hacen”,
            respondió el que había contado a los jefes lo que se ha dicho. Tentados por lo divertido de lo que
            escuchaban, éstos enviaron a los [bailarines] sus mensajeros. “Que vengan para que asistamos
            a  lo  que  hacen,  que  nos  maravillemos,  que  asistamos  [al  espectáculo]”,  [les]  fue  dicho  a  los
            mensajeros. “Decidles eso”, [les] dijeron a los mensajeros. Éstos, al llegar junto a los bailarines,
            les  dijeron  las  palabras  de  los  jefes.  “No,  no  queremos,  pues  verdaderamente  tendríamos
            vergüenza. ¿No tendríamos vergüenza de subir a la mansión de los jefes, a causa de nuestras
            feas caras, de nuestros grandísimos ojos de pobres? ¿No se ha visto que solamente danzamos?
            ¿Qué  dirían  nuestros  compañeros  de  miseria  que  están  allí  deseando  también  participar  en
            nuestras danzas y en ellas vivificar sus rostros? No obraremos así con los jefes. No queremos,
            pues,  oh  mensajeros”,  dijeron  Maestro  Mago.  Brujito.  Excusándose,  doliente  el  rostro,  fueron,
            enfadados, atormentados, sin querer ir de prisa, y numerosas veces los mensajeros los trataron
            con  violencia,  los  golpearon,  para  llevarlos  ante  los  jefes.  Llegaron  así  ante  los  jefes,  se
            humillaron,  bajaron  sus  rostros  al  entrar, se humillaron, se inclinaron, presentando un aspecto
            lastimoso  al  entrar,  unos  verdaderos  rostros  de  pobres.  Entonces  se  les  interrogó  sobre  sus
            comarcas, sus tribus; se les interrogó sobre sus madres, sus padres. “¿De quiénes venís?”, se
            [les] dijo. “No sabemos, oh jefes. No conocimos los rostros de nuestras madres, nuestros padres;
            éramos  pequeños  cuando  murieron”,  respondieron,  sin  hablar  más.  “Muy  bien.  Hacednos
            admiraros; lo que queráis; os daremos vuestro pago”, se les dijo. “No queremos nada. En verdad
            tenemos  miedo”,  respondieron  a  los  jefes.  “No  tengáis  miedo  ni  vergüenza.  Danzad  ahora.
            Ejecutad primero la danza en la que os sacrificáis. Quemad mi casa. Haced todo lo que sabéis.
            Que veamos todo lo que hacéis, es lo que nuestros corazones desean. Partiréis en seguida, oh
            pobres,  y  os  daremos  vuestro  pago”,  se  les  dijo.  Cuando  ellos  comenzaron  sus  cantos,  sus
            danzas,  todos  los  Xibalbá  vinieron  a  extenderse  para  asistir  a  todo.  Al  instante  danzaron.
            Danzaron la Comadreja, danzaron el Búho, danzaron el Armadillo. El jefe les dijo: “Sacrificad a
            este perro mío, y después que por vosotros reviva su faz”103. Así [les] dijo. “Sea”, respondieron.
            Sacrificaron  al  perro,  [y  después]  revivificaron  su  faz;  en  verdad  el  perro  se  regocijó  cuando
            revivió  su  faz,  hizo  danzar  su  cola  cuando  revivió  su  faz.  En  seguida  el  jefe  les  dijo:  “Ahora
            quemad  mi  casa”;  así  [les]  dijo.  Entonces  quemaron  la  casa  del  jefe;  todos  los  jefes  estaban
            tendidos en la mansión sin arder. Inmediatamente después volvieron buena [la casa] ; un instante
            solamente  había  sido  destruida  la  casa  de  Supremo  Muerto.  Todos  los  jefes  estaban
            maravillados,  se  regocijaban  mucho  de  la  danza.  Entonces  [les]  fue  dicho  por  el  jefe:  “Ahora
            matad a un hombre, sacrificadle, sin que muera”; así [les] fue dicho. “Muy bien”, respondieron.
            Entonces  asieron  a  un  hombre,  ¡o  sacrificaron,  arrancaron  el  corazón  de  aquel  hombre  y,
            elevándolo, lo pusieron ante los jefes. Supremo Muerto. Principal Muerto, se asombraron, pero
            inmediatamente  después  revivió  por  [los  bailarines]  el  rostro  de  aquel  hombre:  su  corazón  se

            Instituto Cultural Quetzalcoatl                                                  www.samaelgnosis.net
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