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         2  Si intentáramos hablarte, ¿te   12  Un asunto me fue traído en
             sería molesto?                   secreto,
            Pero, ¿quién podrá detener      y mi oído ha percibido
             las palabras?                    algo de ello.
         3  He aquí, tú enseñabas a      13  En imaginaciones de visio-
             muchos                           nes nocturnas,
            y las manos débiles forta-      cuando el sueño profundo
             lecías.                          cae sobre los hombres,
         4  Al que tropezaba, tus pala-  14  me sobrevino un espanto y
             bras sostenían;                  un temblor
            y fortalecías las rodillas      que estremeció todos mis
             débiles.                         huesos;
         5  Mas ahora que  el mal ha     15  y un espíritu pasó por de-
             venido sobre ti, te desa-        lante de mí
             lientas;                       que hizo que se erizara el
            y ahora que ha llegado a ti,      vello de mi cuerpo.
             te turbas.                  16  Se detuvo, pero yo no reco-
         6  ¿No es esto tu temor, tu con-     nocí su semblante;
             fianza,                         delante de mis ojos había
            tu esperanza y la perfección      una figura; hubo silen  cio,
             de tus caminos?                  entonces oí una voz:
         7  Recuerda, te ruego, ¿quién,   17  ¿Será el hombre más justo
                    a
             siendo  inocente, ha pere-       que Dios?
             cido jamás?                    ¿Será el hombre más puro
            O, ¿dónde han sido destrui-       que el que lo creó?
             dos los rectos?             18  He aquí que en sus siervos
         8  Como yo he visto, los que         no confía,
             aran iniquidad                 y atribuye errores a sus án-
            y siembran aflicción, eso          geles.
             mismo siegan.               19  ¡Cuánto más en los que ha-
         9  Perecen por el aliento de         bitan en casas de barro,
             Dios,                          cuyos cimientos están en el
            y por el soplo de su furor son    a  polvo,
             consumidos.                    que serán aplastados como
         10  El rugido del león, y la voz     la polilla!
             del león                    20  De la mañana a la tarde son
            y los  dientes de los leon-       destruidos,
             cillos son quebranta-          y se pierden para siempre,
             dos.                             sin haber quien repare en
         11 El león viejo perece por          ello.
             falta de presa,             21  Su eminencia, ¿no se pierde
            y los cachorros de la leona       con ellos mismos?
             se dispersan.                  Mueren, mas sin sabiduría.

       4  7 a 1 Ne. 22:19.      19 a Moisés 3:7.
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