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         20  En el hambre te rescatará de   — ¡Cuán poderosas son las palabras
             la muerte,                 de rectitud!
            y en la guerra, de manos de
             la espada.                 Y RESPONDIÓ Job y dijo:
                                                      a
         21  Del azote de la lengua serás   2 ¡Oh, que  pesasen bien mi
             protegido                        queja y mi tormento,
            y no temerás la destrucción     y que se alzasen igualmente
             cuando venga.                    en la balanza!
         22  De la destrucción y del ham-  3  Porque pesarían más que la
             bre te reirás                    arena del mar;
            y no temerás a las fieras del    por eso mis palabras han
             campo,                           sido precipitadas.
         23  pues aun con las piedras    4  Porque las saetas del Todo-
             del campo tendrás                poderoso están clavadas
             alianza,                         en mí,
            y las fieras del campo esta-     cuyo veneno bebe mi espí-
             rán en paz contigo.              ritu;
         24  Y sabrás que hay paz en tu     y los terrores de Dios com-
             tienda;                          baten contra mí.
            y visitarás tu morada, y nada   5  ¿Acaso rebuzna el asno mon-
             te faltará.                      tés junto a la hierba?
         25  Asimismo sabrás que tu des-    ¿Muge el buey junto a su
             cendencia es mucha,              pasto?
            y tu prole es como la hierba   6  ¿Se comerá lo desabrido sin
             de la tierra.                    sal?
         26  Y llegarás con vigor a la se-  ¿O habrá gusto en la clara
             pultura,                         del huevo?
            como la gavilla de trigo     7  Las cosas que mi alma no
             que se recoge a su               quería tocar
             tiempo.                        son ahora mi repugnante
         27  He aquí, lo que hemos inqui-     comida.
             rido, y así es;             8  ¡Quién me diera que se cum-
            óyelo y conócelo para tu          pliese mi petición,
             bien.                          y que Dios me otorgase lo
                                              que anhelo;
                                         9  y que agradara a Dios que-
                                              brantarme,
                CAPÍTULO 6
                                            que soltara su mano y aca-
                                              bara conmigo!
       Job se lamenta por su pesar — Ora   10  Y sería aún más mi con-
       a Dios para que le conceda sus pe-     suelo
       ticiones — Se debe tener compasión   si me asaltase con dolor sin
       por aquellos que están atribulados     darme más tregua,

       6  2 a GEE Juicio, juzgar.
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