Page 37 - CUENTOS QUE CURAN
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asustada la mira sin poder decir una palabra. Con mucho
esfuerzo balbucea “no, ustedes están equivocados, estoy
esperando a una amiga”. Los hombres se miran y esbozan
una leve sonrisa “Vamos señora, mejor no diga nada. Está
detenida”. Elisa es casi llevada por los aires y por última vez
logra ver el maletín que el mismo hombre que le aprieta el
brazo toma con la otra mano. “Es de mi amiga Martina”,
alcanza a decir entre sollozos que no le permiten escuchar
al otro hombre que dice a su compañero: “Al fin, ya la
tenemos”.
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