Page 270 - Abrázame Fuerte
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jurado ha dicho que es una apuesta arriesgada?
        El tercer grupo es el de gospel. Sus voces aterciopeladas calan hondo y la
      letra es preciosa. Estela se emociona un montón, igual que el público, que les da
      la máxima puntuación: 9,1. Pero el jurado los machaca de mala manera.
        Para  que  nos  hagamos  una  idea,  el  jurado  está  compuesto  por  un  hombre
      mayor con una camiseta fucsia con la que intenta quitarse años, un joven con
      gafas de pasta y pelo despeinado de peluquería fijado con gomina, y una chica
      morena a la última moda que vendría a ser la versión remasterizada de Mamen,
      la secretaria de producción. Los tres son medio famosos de la tele, pero no tienen
      ni idea de música. Sólo saben dar su opinión con una buena y sarcástica retórica
      pero, al fin y al cabo, es lo que se espera de ellos: que se expresen con gracia y
      den  chispa  al  programa  con  sus  comentarios  lúcidos  (que,  evidentemente,  ya
      están  preparados).  Vamos,  hacer  de  críticos:  alguien  que  parece  saber
      perfectamente cómo se deberían hacer las cosas pero que no sabe hacerlas.
        El hombre mayor ha dicho lo siguiente a Madame Sound:
        —Muy bien, chicos —los felicita—. La verdad es que no me lo esperaba…
      ¿Por qué no vais a la iglesia de mi barrio a cantar? ¡Yo iría todos los días!
        El  público  se  ríe;  el  grupo  resiste  estoico  la  tontería  que  acaba  de  soltar  el
      miembro del jurado. Después le toca el turno a la chica:
        —Cantáis muy bien, sí. La letra es correcta. Pero ¿no creéis que está muy
      visto? —El grupo no sabe qué contestar, pues cantan lo que les gusta—. Debéis
      usar  vuestra  creatividad,  chicos.  Si  usáis  la  voz  a  capela,  es  decir,  al  desnudo,
      también podrías cantar desnudos, ¿no? ¡Eso sí que sería lo nunca visto!
        Surge un murmullo del público. La chica mira a sus compañeros, el hombre
      mayor asiente con la cabeza y le guiña el ojo. El tercer miembro del jurado, sin
      embargo, anda distraído tomando apuntes. Será el siguiente en hablar:
        —Bufff… Esto me ha recordado al coro de mi colegio… que, por supuesto,
      cantaba  mucho  mejor  que  vosotros.  Desafináis,  chicos,  desnudos  o  con  ropa,
      desafináis. Alguien os lo tenía que decir, lo siento.
        Marcos  y  Silvia  son  los  siguientes.  Al  chico  no  le  gusta  nada  la  actitud
      prepotente del jurado. Cobran para desbaratar los sueños de aquellos artistas que
      se presentan al programa con una ilusión.
        —Lo sé —intenta tranquilizarlo Estela—. Yo tampoco me esperaba esto. Son
      estúpidos —dice, refiriéndose al jurado—. Pero ahora ya no hay marcha atrás,
      así  que  vamos  a  salir,  cantamos  lo  nuestro  lo  mejor  que  podamos  y  nos
      marchamos, ¿vale?
        Marcos no responde. Estela cree que anda concentrado, preparándose para
      salir al plató, pero eso es porque no lo conoce lo suficiente. No tiene ni idea de lo
      que le está pasando por la cabeza…
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