Page 267 - Abrázame Fuerte
P. 267

que jamás se haya realizado en televisión! ¡Media hora y listos! ¿Preparados?
      ¡Empezamooos!
        —Que tontería de programa… ¿Dónde me has metido, Estela? —se lamenta
      Marcos, con gesto agrio.
        « ¡Tu Sintonía!» , es uno de esos programas concebidos para rellenar huecos
      en la tele. Son programas cortos que cumplen una función muy clara: entretener
      al público para que no cambie de canal antes de que empiecen la película o el
      programa  estrella  de  la  franja  nocturna.  Nos  hallamos  ante  un  programa
      « chicle» .
        Marcos  tiene  algo  de  razón  cuando  piensa  que  la  idea  del  programa  es
      absurda. Las televisiones tienen su propio equipo de músicos que trabajan para
      ellos haciendo las caretas de las noticias, el tiempo o cualquier programa que les
      venga en gana. Además, él siempre se ha opuesto al televisor, desde que tiene
      uso de razón. Considera que existen mejores formas de ocio como leer un libro o
      aprender a tocar algún instrumento, por ejemplo, la guitarra.
      Minutos antes
      Hay una gran expectación en el Piccolino. Parece como si estuvieran viendo la
      final  de  la  Copa  del  Mundo  de  fútbol.  Tras  escuchar  la  introducción  del
      presentador de « ¡Tu sintonía!» , muchos de los comentarios se asemejan a lo
      que, en el plató, piensan Marcos y el resto de concursantes. Que el programa no
      vale nada. Aun así, salen dos compañeros de clase y, por ello, están dispuestos a
      seguir con la vista fija en el televisor: van a animarlos hasta la muerte.
        Ana  es  de  las  más  emocionadas.  Ella  sabe  más  que  nadie  que  salir  en  la
      televisión es el sueño dorado de Estela desde hace mucho tiempo. Es triste, pero
      en su casa no valoran su faceta artística, y Estela cree que si consigue salir por la
      tele  y  hacerse  famosa,  la  van  a  querer  más.  Es  absurdo,  pero  mucha  gente
      piensa así: si sales en la tele, eres alguien.
        Silvia se sienta al lado de Ana. Está algo seria, abrumada por lo que le acaba
      de pasar con Sergio.
        —¿Dónde estabas? —le pregunta su amiga, sin despegar el ojo de la tele.
        —En… el servicio —contesta Silvia, dubitativa.
        —Ah, es que hace rato que no te veo.
        —Sí. Una se pierde con tanta gente… Toda una fiesta, ¿no crees?
        —Ya te digo.
        Bea  se  acerca  y  se  sienta  con  ellas.  « Por  favor,  que  no  me  haya  visto
      hablando  con  Sergio…  Por  favor» ,  piensa  Silvia,  que  se  encorva  al  notar  la
      presencia de su amiga.
        Ana despega los ojos del televisor para mirar y sonreír a la recién llegada, y
   262   263   264   265   266   267   268   269   270   271   272