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Águila Blanca
865. Ahora, ¿es esa mi palabra o la de Él? Un hombre,
que viene a un conocimiento…Recuerden, ellos nunca lo
obtuvieron, fueron creyentes fronterizos. ¿Lo leyeron?
¿Ven? Usted sólo lo entiende, pero no lo ha captado. Es
un tipo de la jornada. Aquí está el mismo grupo en el
tiempo de Jesucristo: ―Rabí, sabemos que Tú eres el maestro
que vienes de Dios.‖ ¿Ven? Fronterizos, fronterizos. ¿Qué
hacen? Lo botan tal y como hicieron allá entonces.
866. Y ahora, ellos crucifican la misma Palabra y dicen
que eso fue para otra edad. Colocándole a Él en la cruz de
vergüenza nuevamente. ¿Cuál cruz? ¿Cuál vergüenza? Su
Palabra vindicada, mofándose de ella, diciéndole al
pueblo que es el diablo, haciendo algo…llaman…
867. Él dijo, ―Dirán que es un espíritu inmundo obrando
las sagradas obras de Dios.‖ No hay perdón para eso,
exponiendo Su Palabra a la vergüenza, tratando de exponerla
y diciendo que es una falsedad o un fanatismo.
868. Asimismo acuso yo a esta gente tan pulida del día
presente que son tan altivos, tan fieles a sus iglesias, pero a la
vez que han rechazado a Jesucristo. Ustedes con sus
apariencias de piedad crucifican a mi Cristo por segunda
vez, al decir al pueblo que estas palabras son para algún
otro día y que no son para este día. Yo los acuso a ustedes.
Se encuentran culpables del mismo crimen como aquellos
allá en el día de la crucifixión. ¡Arrepiéntanse y vuelvan a
Dios o perecerán! Y vuelvo a repetir: Aquí, las iglesias;
ellos, los maestros; le crucifican, por medio de blasfemar:
a Él, la Palabra. ¡Que Dios tenga misericordia! [LA
ACUSACION, páginas 21, 23, 30, 32, 33, 34, 35 44, 49, 50. Predicado
un día domingo por la mañana, 7 de julio de 1963, en el Tabernáculo
Branham, en Jeffersonville, Indiana, E.U.A.]
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