Page 174 - Lascivia Noviembre 2017
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-NOOO como va pensar compadre, eso nunca paso por mi cabeza, me
contesto todo alarmado y apenado.
-Pues por la de arriba talvez, pero la de abajo se nota que, si se despertó,
viejo cochino, ja ja ja ja, le dije soltando la carcajada que le permitió rela-
jarse al compadre.
Volviendo ambos a mi escritorio de trabajo, vimos que el monto que re-
quería para salir del atolladero, era alrededor de 120 grandes (US$120,000.
00)
-Bueno compadre, yo podría apoyarlo con un préstamo personal, pero no
llego a más de US$ 40,000. 00 harían falta los otros 80.
-¡Puta! Compadre… estoy jodido… ahora la oferta de mi mujer de poner a
trabajar a mis hijas hasta parece apetecible – le dije riéndome, pero al ver
a mi compadre no recibí de vuelta la risa acostumbrada si no una mirada
muy extraña…
-Bueno compadre – me empezó a contestar Gregorio – solo quisiera sa-
ber, ¿usted tiene alguna forma de obtener esos 80?
-No compadre, la hipoteca de la finca la tengo al día pero ya no puedo pe-
dir más prestamos sobre ella, los carros de mi mujer y mío no suman esa
cantidad. Realmente ahorita no tengo más opciones. Y ni se le ocurra men-
cionar a esos hijos de puta de los narcos que andan rondando por ahí ofre-
ciendo quien sabe que cantidad de plata con tal de dejarlos sembrar ama-
pola por aquí. Vos mismo me dijo que si llegaba a darles entrada, perdería
todo, mi finca, mi familia y hasta mi vida, le respondí mesándome los ca-
bellos, realmente estaba en una gran encrucijada, la única opción que veía
era… - Pues compadre lo único que se me ocurre es vender parte de la
finca…
-Noooo compadre, eso ni que se le ocurra, y lo de los narcos lo sostengo…
a esos cabrones no se les debe de dar ninguna entrada… luego ya no te los