Page 40 - Punto de Fuga_2_Neat
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Quizás todo eso ya estaba construido y me mandaron
como los griegos a Asterión, para que no jodiera o porque lo
consideraron salvaje y peligroso.
Cada 8 de marzo salgo de mi casa hacia Plaza Moreno.
Allí están miles de pibas en las calles con pañuelos verdes y
sus prendas lilas. Me encuentro con ellas. Las admiro y estoy
con ellas. Soy ellas. Elles.
Marcho y todas mis paredes quedan atrás unas horas.
Mi maquillaje, mi ropa, mis zapatos, incluso mi cuerpo o mi
percepción de él, todo debería quemar en la hoguera para ser,
por fin, una bruja feminista. Quemar los muros.
Quizás no. Tal vez no debiera hacer nada de eso, para
seguir siéndolo. Siempre siento que soy poco feminista por
cómo me visto, por lo que callo, por no discutir cada vez que
se presenta una frase hecha, un estereotipo cristalizado en un
discurso violento.
Quisiera ser Asterión, que me temieran y ser fuerte.
Pero lo único que veo en mí de él, es el laberinto y la culpa.
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