Page 41 - Punto de Fuga_2_Neat
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Sí, la culpa de no ser más militante y guerrera. Creo, muy en
el fondo de mi ser, que acompaño a las pibas por culpa. Sé que
callé, sé que me dejé ningunear, sé que fui víctima y me dejé
victimizar.
Mis murallas, de las cuales no puedo salir, no se
construyeron solas, decía. Tenía entre 13 y 15 años, íbamos
con otras compañeras de camino a la escuela, trazado por
tilos. Esas mañanas eran hermosas. Nos divertíamos tanto
inventando historias delirantes entre profesores o compañeros
que no nos gustaban u odiábamos. Hasta que cada tanto nos
perseguía un tipo.
Nos percatábamos de eso y nos cruzábamos de vereda.
Cada tanto, nos alcanzaba por detrás, nos levantaba la pollera
y huía. Ese era su goce.
Pero eran épocas en las que si no te violaban, o
mataban, eso era una anécdota divertida para los compañeros
varones y algunos adultos también. Entonces aprendimos que
eso que nos molestaba, que nos hacía sentir desnudas y
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