Page 43 - Punto de Fuga_2_Neat
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detrás de mí, me apoyó toda su pelvis haciéndome sentir su
pene en mi culo.
Y por si no me había quedado en claro, lo verbalizó “que lindo
culito”. Me bajé y corrí. ¿Por qué corrí? ¿Por qué callé? ¿Por
qué no lo mandé a la mierda?
En estos pasillos del laberinto están también mis
relaciones afectivas. A mis treinta y algo no pude armar o
vivir una relación heterosexual por fuera del machismo. Cada
una de ellas con sus ribetes, matices, pero siempre con algún
ápice de machirulismo.
Salgo de mi laberinto también en las marchas por Ni
Una Menos, y debo confesar que la primera me estremeció los
huesos. El caso que movilizó esa marcha fue el de Lucía Pérez,
en Mar del Plata.
Se presume que Lucía fue a una casa con hombres de
diferentes edades, consumió cocaína, fue violada y torturada,
como parte del acto sexual, por todos ellos. Lo que pasó
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